Deseo

Hoy te deseo más que otros días, hoy detengo mis impulsos de desgarrar esas prendas tuyas que te cubren y protegen, estás a salvo gracias a ellas y me detengo por razones externas, hoy quiero tenerte sólo para mí. Quiero que seas de mi y de nadie más ni siquiera al viento dejare que roce alguna parte de tu cabello, no, yo deseo deshacerme por completo en tu cabello aromático. Mis dedos, ellos quieren desgarrarse entre ese cabello al que acarician con vehemencia. Deseo saciar mi sed de ti. Tú... sí tu nombre es lo que queda penetrado en el interior de mi cabeza y retumba... retumba como gigante y me recuerda que mi cuerpo te desea. Tocarte, con sólo tocarte, aunque sea una mejilla... morder, ese adorable cuello me clama que lo muerda y yo, siempre obediente, accedo.
-Calma- eso lo escucho una y otra vez (ha de ser lo que nombran conciencia).

Tus labios con sabor a dolor, ¡me fascinan! despiden un aroma tan familiar, me remonta a la tranquilidad que busca mi alma, pero que mi cuerpo obstruye con un beso y hace que lo olvide y así tan sencillo produce de nuevo el deseo.
No soltarte, nunca, jamás dejar que tu mano se suelte de la mía... sí, así garantizo que mi deseo está a salvo.
Mi deseo... tan sólo tiene un nombre, pero...

Tú ya lo sabes y lo escuchas cada vez que te nombro... y me produce que al acercarme a tu oído intente crear cada una de las palabras que emite mi boca, crearlas sólo para ti, palabras que ningún otro mortal haya escuchado, pero son tantas que ninguna logra llegar al final.
Sólo recuerdo que te deseo.
Sólo quiero recordar eso, y de más cosas que imagino, pero esas luego no ahorita.
Siempre constante, siempre en mi mente, siempre... siempre, ya me he de volver loca, que no se enteren los demás o...

Tu piel... quisiera desbordarme en ella, llenarme de ella, saciarme de ella...